jueves, 1 de diciembre de 2011



INTRODUCCIÓN.

La función del sistema cardiovascular es asegurar que la sangre llegue a todo el cuerpo, para que todas las células puedan recibir nutrición.

Por el sistema circulatorio transitan todos los nutrientes que necesitamos para la vida. Pero su función no se limita solo al transporte; también nos protege y mantiene a la temperatura exacta.

La sangre circula en un circuito cerrado, sale del corazón por medio de las arterias y regresa a el por medio de las venas.

Nuestro organismo, que está compuesto por millones de células, necesita para su normal funcionamiento oxígeno y sustancias generadoras de energía. Estos elementos vitales se encuentran en la sangre y es el aparato circulatorio el encargado de realizar su distribución por todo el organismo.

Corazon y circulación

ORGANOS DE APARATO CIRCULATORIO

Corazón:

Órgano muscular hueco que funciona como una bomba aspirante e impelente, con dos funciones que desempeñar:

1. Bombear la sangre venosa a los pulmones para que los eritrocitos intercambien su carga de bióxido de carbono por una nueva carga de oxígeno.

2. Bombear la sangre oxigenada recibida de los pulmones a todas las partes del cuerpo.

Anatomía del corazón.

El corazón es un órgano que mide alrededor de 12 cm de largo, 9 cm en su punto más ancho y 6 cm de espesor, con un peso promedio de 250 g en mujeres adultas y de 300 g en hombres adultos. El corazón descansa sobre el diafragma, cerca de la línea media de la cavidad torácica. Yace en el mediastino, una masa de tejido que se extiende desde el esternón hasta la columna vertebral entre los pulmones. Aproximadamente dos tercio del corazón se encuentran a la izquierda de la línea media del cuerpo. Se puede imaginar al corazón como un cono que yace de lado. El vértice o punta (ápex) se dirige hacia delante, abajo y a la izquierda. La base ancha se dirige hacia atrás, arriba y a la derecha.

El corazón tiene dos caras y dos bordes (márgenes). La cara anterior se ubica detrás del esternón y las costillas. La cara inferior es la que se ubica entre el vértice y el borde derecho y descansa principalmente sobre el diafragma. El borde derecho mira hacia el pulmón derecho y se extiende desde la cara inferior hasta la base. El borde izquierdo, también llamado borde pulmonar, mira hacia el pulmón izquierdo y se extiende desde la base al ápice.

El Pericardio (peri-, de perí, alrededor) es una membrana que rodea y protege al corazón. Mantiene al corazón en su posición y a la vez otorga suficiente movimiento para la contracción fuerte y vigorosa.

El pericardio se divide en dos partes principales: el pericardio fibroso y el pericardio seroso.

El pericardio fibroso es más superficial y está compuesto por tejido conectivo denso, irregular, poco elástico y resistente. Sus bordes libres se fusionan con el tejido conectivo de los vasos sanguíneos que entran y sale del corazón, provee protección y sujeta el corazón al mediastino.

El pericardio seroso es más profundo, más delgado y delicado y forma una doble capa alrededor del corazón. La capa parietal externa del pericardio seroso se fusiona al pericardio fibroso. La capa visceral interna, denominada epicardio (epi-, de epí, sobre), es una de las capas de la pared cardiaca y se adhiere fuertemente a la superficie del corazón.

Capas de la pared cardiaca.

La pared cardiaca se divide en tres capas. El epicardio (capa externa), el miocardio (capa media) y el endocardio (capa interna). Como se subrayo anteriormente, la capa más externa, el epicardio, es una lámina delgada y transparente que también se conoce como capa visceral del pericardio seroso. Está formada por mesotelio y un delicado tejido conectivo que le otorga una textura suave y lisa. El miocardio (mio-, de myós, músculo), tejido muscular cardiaco, confiere volumen al corazón y es responsable de la acción de bombeo. La capa más interna, el endocardio (endo-, de éndon, dentro), es una fina capa de endotelio que yace sobre una capa delgada de tejido conectivo. Tapiza las cámaras cardiacas formando una pared lisa y recubre las válvulas cardiacas. El endocardio se continúa con el endotelio de los grandes vasos que llegan y salen del corazón.

Cámaras cardiacas.

La parte interna del corazón está constituida por cuatro cavidades: dos en el lado derecho y dos en el izquierdo. Las cavidades situadas en la parte superior se denominan aurículas y las dispuestas en la parte inferior ventrículos. Las cavidades derechas no se conectan con las izquierdas pues se hallan divididas por el tabique interauricular, que separa ambas aurículas; el tabique que separa a los ventrículos se llama interventricular.

Por lo tanto podemos decir que el corazón es una doble bomba cuyas partes funcionan simultáneamente. El lado derecho recibe la sangre venosa y la bombea a los pulmones (circulación menor), el lado izquierdo recibe la sangre oxigenada de los pulmones y la bombea a todo el cuerpo (circulación mayor).

EL corazón se compone de dos partes: corazón derecho (sangre venosa) y corazón izquierdo (sangre arterial).

1. Corazón derecho.

El corazón derecho consta de una aurícula en la parte superior y ventrículo en la inferior. A la aurícula derecha llega sangre no oxigenada de todo el cuerpo a través de las venas cavas, que desembocan en ella. También desemboca en la aurícula derecha el seno venoso, conducto que recoge la sangre venosa del corazón. En la cara anterior se ubica la orejuela derecha, de forma triangular.

La aurícula se comunica con el ventrículo derecho a través de una válvula “tricúspide”, permite el paso de sangre de la aurícula al ventrículo, pero no en sentido contrario. Cuando el corazón se contrae (sístole), la sangre sale del corazón a través de la válvula pulmonar, pasa a la arteria pulmonar y ésta la lleva a los pulmones para que se oxigene.

2. Corazón izquierdo.

Se encuentra la aurícula izquierda, en la que desembocan cuatro venas pulmonares, responsables de llevar la sangre oxigenada desde los pulmones hasta el corazón.

La aurícula se comunica con el ventrículo a través de una válvula, “mitral”, que permite el paso de la sangre desde la primera hasta el segundo, pero no en sentido contrario. Cuando se produce la sístole, la sangre pasa del ventrículo a la arteria aorta a través de la válvula aórtica y es distribuida por todo el organismo. El ventrículo izquierdo es más largo y estrecho que el derecho, de tal forma que la punta del corazón está formada por ese ventrículo.

Las válvulas.

Las válvulas tricúspide y mitral constan de un anillo que las sujeta al orificio situado entre la aurícula y el ventrículo. Desde el anillo surgen los velos, de cuyo borde salen unas finas prolongaciones, cuerdas tendinosas, que se insertan en la musculatura del ventrículo. La válvula tricúspide tiene tres velos de diferentes tamaños, separados por una zona más estrecha denominada comisura. La válvula mitral presenta dos velos, anterior y posterior, muestra dos comisuras.

Las válvulas pulmonar y aórtica poseen una morfología diferente de las anteriores. Constan de una zona de unión con el orificio situado, en ese caso, entre el ventrículo y la arteria pulmonar o la arteria aorta respectivamente. Estas válvulas se componen así mismo de tres velos situados uno al lado del otro, denominado sigmoideo, y que tienen forma de bolsillo con la apertura en la cavidad de la arteria pulmonar o de la aorta y los fondos hacia el ventrículo. Esta disposición permite, durante la sístole, que la válvula se pueda abrir completamente, y los bolsillos se cierren y queden pegados a la pared, permitiendo así el paso de la sangre del ventrículo a la arteria.

Arterias, venas y capilares:

El sistema de canalizaciones de nuestro cuerpo está constituido por los vasos sanguíneos, que según su diámetro se clasifican en: arterias, venas y capilares. Por esta estructura de conductos grandes y pequeños, circula la totalidad de la sangre una y otra vez.

Las arterias:

Son tubos elásticos que parten del corazón y se ramifican como lo hace el tronco de un árbol. Tienen paredes gruesas y resistentes formadas por tres capas: una interna o endotelial, una media con fibras musculares y elásticas, y una externa de fibras conjuntivas. Llevan la sangre rica en oxígeno, y según la forma que opten, o hueso y órgano junto al cual corran, reciben diferentes denominaciones, tales como humeral, renal, coronaria. Las que salen del corazón son la aorta y la pulmonar.

Las venas:

Una vez que la sangre ha descargado el oxígeno y recogido el anhídrido carbónico, este fluido emprende el viaje de regreso hacia el corazón y los pulmones a través de las venas. Estos conductos constan de dos capas, una endotelial y otra formada por fibras elásticas, musculares y conjuntivas. A diferencia de las arterias, sus paredes son menos elásticas, y cada cierta distancia posee válvulas que impiden que la sangre descienda por su propio peso. Las venas que llegan al corazón son las cavas y pulmonares.

Los capilares:

Los vasos sanguíneos se hacen cada vez más finos a medida que se van ramificando en el cuerpo. Formado por una solo capa de células, la endotelial, esta red, por su extrema delgadez, facilita su función de intercambio gaseoso entre la sangre y los tejidos o entre la sangre y el aire que ha entrado en los pulmones. En la entrada de estos pequeños tejidos hay unas franjas que se distienden o contraen para permitir o impedir el paso de la sangre.

La sangre:

Se encuentra compuesta por diferentes elementos líquidos y sólidos:

El plasma: líquido que contiene agua y proteínas y tres tipos de células que son los leucocitos, las plaquetas y los hematíes.

Los leucocitos o glóbulos blancos tienen como función principal defender al organismo contras las infecciones. De acuerdo con el aspecto de su citoplasma y su núcleo, se dividen en polimorfonucleares (neutrófilos, basófilos y eosinófilos) y mononucleares (monocitos y linfocitos).

Las plaquetas o trombocitos son restos celulares derivados de unas células llamadas megacariocitos, y participan en el proceso de coagulación sanguínea.

Los hematíes o glóbulos rojos contienen una sustancia llamada hemoglobina, a la cual deben su color rojo; y como este compuesto de hierro es sumamente afín con el oxígeno, los hematíes son responsables de fijarlo y transportarlo a través de la sangre.

EL APARATO CIRCULATORIO

La actividad del corazón consiste en la alternancia sucesiva de un movimiento de contracción, llamado sístole, y uno de relajación, denominado diástole, de las paredes musculares de aurículas y ventrículos.

Es decir:

1. La aurícula se encuentra en diástole (relajación) y reciben la sangre que viene por las venas hasta llenarse.

2. Se produce la sístole (contracción) auricular que envía la sangre al ventrículo a través del orificio auriculoventricular. Esta contracción no es muy enérgica, porque la sangre pasa al ventrículo, que está muy cerca.

3. Una vez lleno el ventrículo, se contrae a su vez. Esta sístole (contracción) impulsa la sangre hacia la arteria, cuyas válvulas están abiertas. La sangre no puede retroceder a la aurícula porque las válvulas aurículo-ventriculares se cierran. Esta contracción es muy enérgica, porque el ventrículo izquierdo debe impulsar la sangre a todo el cuerpo.

4. Una vez en la arteria, la sangre no puede retroceder al ventrículo, porque se cierran las válvulas sigmoideas.

5. Terminada la sístole ventricular, se inicia la diástole (relajación) general del corazón.

El lado derecho del corazón bombea sangre carente de oxígeno, procedente de los tejidos, hacia los pulmones, donde se oxigena. El lado izquierdo, en tanto, recibe la sangre oxigenada desde los pulmones y la impulsa a través de las arterias a todos los tejidos del organismo. Es por ello que se habla de dos tipos de circulación: la menor o pulmonar, y la sistémica o mayor.

La circulación Mayor o Sistémica.

La circulación sistémica comienza en el ventrículo izquierdo, que con cada latido produce la expulsión de la sangre que contiene a través de la arteria aorta. Esta sangre llega a todas las células del organismo a través de sucesivas ramificaciones. Las células obtienen el oxigeno y los nutrientes que necesitan de la sangre y en ella vierten las sustancias de desecho. La sangre con poco oxígeno vuelve entonces al corazón a través de las venas. Las pequeñas venas convergen y forman otras mayores hasta llegar a las venas cavas, superior e inferior, que desembocan en la aurícula derecha.

Circulación Menor o Pulmonar.

Comienza en el ventrículo derecho. Durante la sístole, éste se contrae e impulsa la sangre a través de la arteria pulmonar, que no lleva sangre a todo el organismo, sino solamente a los pulmones. Esta arteria se va ramificando y finalmente forma unos vasos sanguíneos muy pequeños llamados capilares pulmonares. Estos capilares tienen una pared muy delgada y permiten que entre el oxigeno y se introduzca en las células rojas de la sangre (hematíes), que son las responsables del transporte de oxigeno y, a la vez, eliminan el dióxido de carbono acumulado. Así, se obtiene de nuevo una sangre oxigenada lista para llevar de nuevo el oxigeno a todo el organismo. De los capilares pulmonares, la sangre pasa a unas venas, que finalmente forman las cuatro venas pulmonares y desembocan en la aurícula izquierda.